Ubicadas en el núcleo urbano, las viviendas se integran en un entorno donde predominan edificaciones de similar escala y uso, realzando el carácter mediterráneo de la zona.

El conjunto se organiza en un bloque aislado que  destaca  por  un  basamento de  marés en  la  planta  baja  que  aporta  solidez.  El acceso se redefine mediante un porche que establece  una  transición  hacia  el  interior, mientras la fachada se viste de un lenguaje contemporáneo  que  respeta  la  tradición local,  utilizando  materiales  autóctonos  y  un sistema de celosías para control de la luz y la privacidad.

Cada vivienda se estructura en torno a un patio  interior,  eje  central  que  inunda  los espacios de luz. La planta principal alberga un  salón-comedor-cocina  de  doble  altura, mientras  que  la  zona  privada  se  conforma por tres dormitorios dobles con baño en suite, complementados por un aseo y una coladuría independientes.